Amo odiarte
Publicadas por Les yeux noirs , lunes, 12 de julio de 2010 10:09 a.m.
Sentada en el asiento de la ventanilla de mi vuelo rumbo a Monterrey se me ocurrió pensar en algo, bueno la verdad es que no se me ocurrió así nada más, más bien en determinado momento me obligué a pensar ya que odio viajar en la ventanilla…logré quitarme el miedo a volar, pero ir en la ventanilla es aún bastante tortuoso para mí, pero bueno, ese es tema de otro post…
En lo que me puse a pensar fue en el perdón…y cómo es difícil darlo, pedirlo y en algunos casos incluso después de “perdonar” olvidar la situación que te hizo sentir triste, enojado, apenado, humillado o simplemente miserable.
Yo les confieso algo; a mí no me cuesta nada pedir perdón, siempre que sé que mis palabras o actos lastimaron u ofendieron a alguien lo hago, es más, me he encontrado en situaciones donde a lo mejor yo no fui quien comenzó el conflicto, pero aun así he pedido perdón a sabiendas de que la otra persona no lo va a hacer…obviamente lo he hecho para salvar relaciones que me importan.
Por otro lado les confieso otra cosa; para mí es MUY difícil olvidar situaciones que me lastimaron, me cuesta trabajo dejar ir – menudo conflicto – ya que al no dejar ir los problemas de repente te encuentras cargando un montón de porquería que no te sirve de nada.
Creo que lo más difícil para mí es olvidar, y perdonar ya que estamos en esto, las relaciones amorosas que no se dieron…lo cual también es tremenda tontería ya que en una relación que se rompe siempre hay dos partes involucradas, sin embargo, aún y cuando TODOS hemos escuchado que como adultos debemos de responsabilizarnos por nuestros actos y decisiones, cuando tenemos problemas con la pareja, sean éstos tan fuertes o no como para romperla, nos encontramos haciendo las mismas preguntas siempre, y con siempre reitero CADA VEZ que pasamos por esa misma situación (lo cual también es sumamente ridículo, no por nada una de las definiciones de locura es hacer las cosas DE LA MISMA MANERA una y otra vez…esperando resultados distintos)
Entonces vienen los:
¿Por qué me hace eso si yo nunca hice nada para causar tal comportamiento?
(Pues porque cada persona es distinta, esperar que la gente actúe como uno es como pensar que vivimos en un mundo de clones)
¿Por qué me habla de esa forma?
(Porque cada persona fue educada de cierta forma, esto aunado a que el sobrante o faltante de seguridad en uno mismo hace que a veces le hablemos a la gente como si tuvieran “la dicha” de tenernos)
Si me hizo: (llene éste espacio con lo peor que pueda imaginar) es porque no me quiere
(Puede que sí, puede que no…cada ser humano ama de forma distinta, si alguien no te ama como tú esperas no quiere decir que esa persona no te está amando a su máxima capacidad: nadie puede medirse con la misma vara)
En fin…la lista de insultos, improperios y “actos ofensivos” que alguien nos puede hacer y viceversa es infinita.
Después de pasar yo por varios conflictos familiares, con amistades, laborales y (¡uffff!) amorosos, llegué a las siguientes conclusiones:
1. Nunca asumas nada – para bien o para mal el “imaginarnos” o pretender que sabemos lo que alguien pensó al hacer o decir aquello que nos lastimó es inútil, solución: ¡Pregunta qué es lo que realmente estaba pensando!
2. Nunca esperes que alguien responda de la forma en que tu respondes…así nos ahorramos todos los ¿Por qué si yo soy tan bueno (a)?, ¿Por qué si yo hago x, y, z por él – ella no me da ni la mitad…? Y la verdad es que el nivel de compromiso entre dos personas casi siempre difiere. Por otro lado (y de nuevo) NADIE es igual a uno, no demos palabras, detalles, favores y caricias esperando lo mismo a cambio, más bien hagámoslo como una consecuencia al amor y al compromiso que sentimos por esa persona ¿Lo bueno? Que si no te gusta lo que recibes (o no es suficiente para ti) siempre tienes la opción de largarte.
Y sin embargo…
3. Entrega, entrega porque si tu actitud es amorosa, conciliadora, respetuosa y dadivosa, lo más probable es que todo lo que des se regrese como un espejo.
4. Y no guardar rencor (me repito a mi misma: no guardar rencor, no guardar rencor…) uno cree que odiando y deseándole lo peor a la persona que nos lastimó va a servir de algo y eso es “esperar que alguien muera mientras tú te tomas el veneno". El rencor sólo enferma, destruye y además ocupa tiempo y esfuerzo. Son horas de energía y de canalizar tus emociones y pensamientos esperando que a tu ex novio se le rompa el pie (o algo peor)
Muy difícil perdonar, difícil pedir perdón y difícil olvidar, créanme, lo sé (obvio la dificultad crece de forma directamente proporcional al tamaño del catorrazo recibido), sin embargo una vez que lo logras, una vez que de corazón dices “te dejo ir, a ti, y a lo que hiciste que me lastimó” el peso liberado es más grande que la piedra que “El Pipila” cargaba.
Por ahí leí que Abraham Lincoln escribía cartas sumamente odiosas, llenas de improperios y reclamos a la gente que lo ofendía…sin embargo nunca las enviaba, pasado el momento resolvía sus conflictos cuando la templanza regresaba a él – creo que era un tipo inteligente ¿Ustedes?.
Nuestro corazón sigue siendo la fortaleza y la debilidad de nuestras emociones y ¡nunca nos gusta aprender por las buenas!
Un abrazo muy fuerte!!
R.G. (C.M.)