Familia por gusto.
Publicadas por Les yeux noirs , lunes, 18 de octubre de 2010 10:34 a.m.
Este post lo había estado retrasando y probablemente no sea tan largo como pudiera hacerlo porque siendo tan chillona como soy tampoco quisiera moquear al son del teclado.
Había querido hacer un escrito acerca de cómo llevamos la relación con nuestros padres cuando ya somos adultos, cómo la mayoría de las veces es tan complicado tener una relación padre-hijo (a) y obvio mostrarles respeto, darles el lugar que merecen, pero ver que muchas de las decisiones que toman los perjudican o que hay otra forma de hacer las cosas que podría traerles una solución a sus problemas. Sin embargo, como a muchos nos ha sucedido, no hay forma de hacerles entender esto porque hasta cierto punto ellos te siguen viendo como su hija-o y 1) Piensan que su manera de hacer las cosas es la mejor 2) Es muy difícil hacer cambiar de esquemas de pensamiento a una persona que está ya en sus 50’s 60’s y que está acostumbrado a que las cosas se resuelven de tal o cual forma…
Para no enredarlos mucho lo que quiero decir es esto; nosotros como hijos, adultos jóvenes (o adultos, punto) muchas veces queremos intervenir en la vida de nuestros padres…y más cuando vemos que son infelices, que tienen problemas, depresión, o están inmersos en una situación que no los deja salir adelante, sin embargo, ¿Hasta qué punto involucrarte o al contrario, poner límites?, ¿Hasta qué punto dejar que esos problemas afecten tu vida?, Y si pones límites ¿cuál es la medida exacta para hacerlo sin desentenderte de sus vidas?
Yo he batallado toda mi vida adolescente-adulta con esto…de alguna forma mis papás (más mi madre) me tiene mucha confianza y he sido la persona en la que ella se ha apoyado para hacerle frente a muchas batallas. Sin embargo para mí ha sido muy difícil jugar este papel sin dejar que afecte mi vida personal…hasta hace poco que decidí alejarme un poco y dejarla solucionar un par de situaciones por ella misma, créanme que en un principio no estaba segura siquiera de cómo hacerlo, sin embargo las cosas se dieron por si solas y mi mamá entendió que, primero, yo no puedo aconsejarla acerca de muchas cosas ya que yo no he vivido lo mismo que ella (ni los mismos años ni he tenido las mismas experiencias), dos, que no puede depender de otra persona o personas para ser feliz, y que debe de tomar las medidas necesarias para ser feliz a su manera y por sus propios medios.
Bueno, dejando todos esos conflictos a un lado, este fin tuve la oportunidad de estar con mi mamá y me di cuenta que a veces es importante tomar esa distancia para por fin poder encontrar un punto medio, fue un fin de semana feliz, ella cocinó, yo le ayudé, platicamos, nos acordamos de muchas cosas, me di cuenta que en su cama (desde que soy niña) es el lugar donde mejor duermo, que es una mujer increíble, que siempre lucha por salir adelante, que sus hijas son lo más importante para ella y que aun cuando la vida para ella parece no tener sentido se acuerda de nosotras y eso la motiva, me recordó su excelente sentido del humor, su amor por la buena cocina (que felizmente heredé), su promesa de “siempre vas a tener un pastel de cumpleaños” aunque yo tenga 90 y tú 60 años…su hospitalidad, sus ganas de seguir trabajando, sus ganas de aprender algo nuevo siempre, sus deseos de hacer las cosas bien y ser un mejor ser humano, el respeto que tiene por mis opiniones y decisiones, su crítica constructiva, su amor por los animales y las plantas…
Yo tengo un dicho que uso siempre “a fuerzas, ni la familia” ¿Qué quiero decir con esto?...que el respeto se gana, el lazo de amor entre dos familiares se alimenta, el amor hay que fomentarlo, no es algo que se da por hecho, porque si alguien es tóxico en tu vida y su trato te lastima, ni por ser familia vale la pena mantenerlo cerca…
Afortunadamente para mí, en mi pequeña familia siempre hemos hecho un esfuerzo por estar juntos, por estar bien, por no dejar que los conflictos nos contaminen, por perdonar, por salir adelante independientemente de la cantidad de problemas que pueda haber…siempre con la voluntad de resolverlos y la mente y el corazón abiertos para perdonar y tratar de entendernos a pesar de nuestros prejuicios y puntos de vista.
Les dejo está reflexión:
No es la carne y la sangre sino el corazón lo que nos hace padres e hijos.
Friedrich von Schiller
un pajaro canta mejor en su arbol genealogico.