Perros en forma de nube
Publicadas por Les yeux noirs , jueves, 31 de marzo de 2011 11:39 a.m.
Los que han leído mi Blog por un tiempo a lo mejor recuerdan aquél post llamado “Run Forrest Fun” donde platicaba como correr es mi deporte favorito, más bien mi deporte…punto. Correr siempre ha sido (o había sido) una manera de desfogar toda mi energía (la cual es ridículamente demasiada) y normalmente cuando más ganas de correr tenía era cuando las cosas en mi vida no iban muy bien; problemas en el trabajo, con parejas, familiares.
Bueno…pues el último año (así es, casi exactamente un año) ha sido el más sedentario de toda mi vida. No quería correr, no quería hacer nada, es más no me quería mover. Habiendo cumplido recientemente 30 años, no hacer nada y comer (y tomar y echar chela) con singular alegría, pues, no es una muy buena combinación, más bien es receta para cambiar de talla (o tallas).
En fin…hace unas tres semanas tuve dos conversaciones; una con un amigo maratonista(ha corrido no sé, ¿a lo mejor veinte maratones?) y otra con mi mejor amigo quien ahora está corriendo y nadando y en la mejor condición física que nunca.
Platicando con ambos (en ocasiones distintas) les dije: cuando llego a mi casa del trabajo me siento muy cansada, no quiero hacer nada, sólo leer, o meditar, si acaso ver televisión. Nada que requiera nada de esfuerzo, no me siento mal, simplemente no me quiero mover, ¿Qué debo hacer? No correr me pone triste, y menos ganas me dan de correr porque estoy triste, de hecho iba a correr un maratón en Noviembre y no pude porque no estaba bien preparada y más triste me puse, blah, blah, blah… La respuesta en ambos casos (acompañada por varios insultos) fue: NADAMÁS MUÉVETE, sal de tu rutina, salte de esta cueva, deja de estarte quejando y muévete.
Con la cola entre las patas (y varios pantalones sin poder usar, por eso del cambio de tallas) puse el reloj a las 5.45am, pensé: “Entro a trabajar a las 8am, si corro entre 6 y 7, a las 7am me empiezo a arreglar y llego a la oficina, perfecto”…
Bueno, esto fue lo que sucedió:
Día 1: Suena el despertador, me le quedo viendo con la misma cara que se le quedaría viendo un chino a un mexicano que le está diciendo “Tres tristes tigres…etc”, volteo a ver a mi perrita chihuahua (duerme conmigo) se me queda viendo con una cara de “no mames te equivocaste con la alarma” y justo cuando me disponía a apagarla y seguirme de corrido hasta las 7 am pensé “Chingue su madre”. Me levanté, me puse mi ropa de correr, me lave la cara y me fui…así… SIN IPOD…Hago un alto aquí para decirles, yo NUNCA corro sin música, NUNCA, bajo ninguna circunstancia, la cosa es que me salí tan en la pendeja que ni del ipod me acordé…
Mi plan era caminar, caminar porque no tenía la condición para correr (los músculos tienen memoria pero no quise lastimarme) así que empecé a caminar, aún no amanecía, empecé a meditar (si no tenía mi música, lo mínimo que podía hacer era ocupar mi mente en algo bueno)…empecé a caminar rápidamente con los bracitos doblados (codos hacia arriba, marchando como si, neta no sé ni cómo que, tengo un amigo que sabe perfectamente a qué me refiero)….empecé a pensar en lo que está sucediendo en mi vida, en cuantas cosas quisiera que sucedieran y como estoy haciendo lo posible para que se den…
Pero mi plática con el universo también iba enfocada a que las cosas se deben acomodar a su debido tiempo y de pasada lancé un pliego petitorio para que me echara la manita.
Por venir meditando me equivoque de ruta y acabe tomando una mucho más larga, por venir meditando no me di cuenta que OBVIAMENTE no estaba caminando, tenía media hora corriendo y pensando, de la forma más orgánica, en el más hermoso de los estilos, sin metas de tiempo ni de distancia, sólo estaba corriendo.
De lo que SI me di cuenta fue del amanecer, del cielo nocturno que se tornó morado y finalmente azul, de la gente paseando a sus perros, de las nubes en forma de perro, de los perros en forma de nube, de las cotorras serranas que bajan a dormir al Valle porque la Sierra les da frío, de cómo una de ellas levantó a la de al lado y de repente, como si todas fueran a un desayuno puntualísimo, se despertaron y elevaron el vuelo. De lo que SI me di cuenta es que yo, intensa como soy, no camino, corro, corro cuando estoy contenta, cuando estoy triste, cuando estoy molesta, y aun cuando no pretendo hacerlo, corro porque mis pies me traicionan.
Culpable. Eres culpable de padecer este delicioso mal y saborear el delicioso placer de correr.
Además, ese post que mencionas, es culpable de contagiarme esta adicción. Que buen post, que buenos amigos, y que bueno que ya estás corriendo de nuevo!, porque...te vas a seguir levantando, verdad?