Cualquier persona que se jacte de conocerme ha escuchado tu nombre. Así de importante fuiste y siempre serás para mí.
Te dedico este post; el número noventa, irónicamente recordando que en 1990 fue cuando te vi por última vez. No voy a ser cursi – o bueno, puede ser que sólo un poco – pero este escrito ya tenía vida propia así que lo vierto tal y como va fluyendo.
Claro que fuiste importante por ser familia, no sólo familia, hermano de mi madre…así de cercano, sin embargo para mí fuiste algo distinto, fuiste mi primer amigo.
No voy a dedicar renglones y párrafos para enumerar de cuántas formas te extraño y como me gustaría que me conocieras ahora. Creo que te caería bien.
Sin embargo voy a decirte todo lo que se me viene a la mente cuando pienso en tu nombre: Beto.
Nos querías mucho – a mi hermana y a mí – me atrevo a decir que éramos lo que más querías. Contigo aprendí a bailar; tú nos enseñaste, también aprendí lo que era el arte de bailar;tú nos llevaste.
Tú me recuerdas al Instituto Cultural Cabañas, a las exposiciones y tus amigos artistas. Contigo supe lo que era tu versión de “tortura china”, así le decías a las cosquillas que me hacías, picándome las costillas hasta llorar de risa. Contigo conocí a Miró…ese cuadro que pintaste…sólo de pensar en él se me nubla la vista. ¡Cómo he querido pedirlo, robarlo, quedarme con él!...sigo pensando que puedo lograrlo.
Me recuerdas a la moda, los lentes de sol ahumados; mi hermana decía que Cerati le recordaba a ti, en parte eran los lentes…Me gustaba que los dos fuéramos escorpión, aunque a esa edad no sabía lo que decía, me hacía sentir más cercana a ti.
Me recuerdas a la música de los 80’s, a tus discos de vinilo, tus litografías. Me recuerdas a pizza casera y caminatas por el centro de Guadalajara. Me recuerdas a libros y poesía, tu amor por la arquitectura, tener la noción de estar siendo expuesta a un mundo más grande del que yo creía que existía.
Siempre nos comprabas todo lo que queríamos, nos tenías tan malacostumbradas…
Me acuerdo que tú y yo no éramos güeros (como todos los demás en nuestra familia) me gustaba…Yo quería parecerme a ti. Me acuerdo de tu voz melodiosa y tu sentido del humor; nunca te enojaste conmigo, nunca me negaste tu tiempo, mucho menos tus abrazos ni tu risa fácil.
A los que les hablo de ti les digo que siempre te he sentido cerca, como una presencia que me acompaña a domicilio cuando más la necesito, al menos eso quiero creer Beto, así de mucho me haces falta.
Tú definiste en buena parte mi actitud hacia el sexo opuesto, tú me mostraste de belleza y arte cuando mi cerebrito apenas podía comprenderlo. Tú me hacías saltar a tus brazos cada vez que te veía cerca.
A lo mejor ya no estás en ningún lugar cercano a mí, sin embargo mi hermana y yo nos hemos encargado de que sigas presente, también mi madre.
Escribo esto para quien fue uno de los hombres más importantes en mi vida, al hacerlo, no puedo evitar derramar otra lágrima por ti…son raras las cosas que uno recuerda, cualquiera diría que te conocí muy poco tiempo, hoy sé que eso no importa.
Sé que prometí no decirlo pero te extraño muchísimo, sé que duele mucho más cuando el recuerdo del que se va es de juventud, amor a la vida, fortaleza. Sé que la gente que pasa por tu vida deja toda clase de marcas, sé que tú dejaste sin duda, una de las más hermosas.
“La sensación que no hay final…que el tiempo adelantó…”
Para mi Tío Beto.
Existen personas que no tienen noción del tiempo…no es que no nos importe o que no lo entendamos; es que a veces nos parece rápido, a veces lento, dependiendo siempre del velo que se haya plantado en nosotros a causa de las circunstancias. No es que no cumplamos con citas y entregas, es que sabemos que hay cosas que deben esperar precisamente por ser importantes, y cosas que deben apurarse, precisamente por ser superfluas.
Existen personas a las que no les gusta irse, a las que les gusta terminar, a las que les gusta deshilar…no es que seamos obstinados sin causa ni razón; es que no nos gusta quedarnos a medias. Nos gusta saber por qué, aunque a veces ese por qué nos duela. Nos gusta llegar al fondo y ahí tropezarnos con el límite si es necesario. No es torpeza, es avidez, hambre por conocer, es curiosidad en estado puro.
Existen personas que hacen la mitad de las cosas corriendo y la otra mitad gateando…es que nos gusta devorar los momentos, las pasiones, los gustos...nos gusta el hedonismo en fast forward. No es que no degustemos los placeres; es que siempre queremos más. Cuando gateamos; no es que no estemos seguros, es que estamos tan seguros que no queremos equivocarnos. Buscamos dar un paso firme aunque sea en cuatro patas, no es que queramos llegar al último...es que queremos llegar enteros.
Existen personas a las sólo las llama el mar o el desierto…no es que tengamos algo contra el bosque, no es que nos moleste la montaña, sin embargo preferimos sentarnos a contemplar algo que se antoja infinito. No nos gusta ver finales ni que nos tapen la vista, nos gusta estar en primera fila, ahí enfrente, justo en la línea del horizonte.
Existen personas que siempre hacen lo que quieren... no es que nos hagan falta ganas de escuchar un consejo honesto o una frase sabia …lo que pasa es que no tenemos miedo a equivocarnos ni a divertirnos, mucho menos a aprender y cambiar. No es que seamos pretenciosos; es que nos gusta sentir el calor de la llama y pararnos en la orilla del acantilado. Sabemos que – como una buena amiga alguna vez me dijo– los que se sientan al frente de la montaña rusa son los que mejor se la pasan, los que se despeinan, los que se divierten, los que se arriesgan y esos que se arriesgan...los que muchas veces ganan.
Existen personas que creen que la vida no tiene límites, para las que un mundo no es suficiente...no es que tengamos todo en las palmas de nuestras manos, es que la vista se nos pierde en la distancia y si acertadamente Galileo no hubiera dispuesto y propuesto que la tierra era redonda, caminaríamos hasta la orilla de ese mundo previo a él, aun con el riesgo de caernos.
Existen personas así…convencionales para algunos, poco convencionales para otros, muchas veces percibidas como extrañas, para muchos otros equivocadas, para otros tantos temerarias.
No negamos nuestra naturaleza, y las que lo hacen, pronto se topan con ella en el espejo más cercano y certero. Individuos intensos, románticos, apasionados y cínicos, realistas que no dejan de soñar…así tal cual es como existimos.
Normalmente no posteo quotes ni cosas que encuentro en internet (al menos en este blog, en tumblr sí) pero este par de citas de Bob Marley en verdad me conmovieron (sí si fumaba mucha mota, aun así hacen sentido) Las citas las dejo así, sin traducir, sin cambiarlas para no modificar su significado ni su sentido en lo más mínimo. Hoy leer esto me hizo sentir bien y agradezco a toda la gente que quiero y que me quiere porque sé que (la primera por lo menos) la comparten conmigo. Gracias.
"Only once in your life, I truly believe, you find someone who can completely turn your world around. You tell them things that you’ve never shared with another soul and they absorb everything you say and actually want to hear more. You share hopes for the future, dreams that will never come true, goals that were never achieved and the many disappointments life has thrown at you.
When something wonderful happens, you can’t wait to tell them about it, knowing they will share in your excitement. They are not embarrassed to cry with you when you are hurting or laugh with you when you make a fool of yourself. Never do they hurt your feelings or make you feel like you are not good enough, but rather they build you up and show you the things about yourself that make you special and even beautiful. There is never any pressure, jealousy or competition but only a quiet calmness when they are around. You can be yourself and not worry about what they will think of you because they love you for who you are. The things that seem insignificant to most people such as a note, song or walk become invaluable treasures kept safe in your heart to cherish forever.
Memories of your childhood come back and are so clear and vivid it’s like being young again. Colours seem brighter and more brilliant. Laughter seems part of daily life where before it was infrequent or didn’t exist at all. A phone call or two during the day helps to get you through a long day’s work and always brings a smile to your face. In their presence, there’s no need for continuous conversation, but you find you’re quite content in just having them nearby. Things that never interested you before become fascinating because you know they are important to this person who is so special to you. You think of this person on every occasion and in everything you do. Simple things bring them to mind like a pale blue sky, gentle wind or even a storm cloud on the horizon.
You open your heart knowing that there’s a chance it may be broken one day and in opening your heart, you experience a love and joy that you never dreamed possible. You find that being vulnerable is the only way to allow your heart to feel true pleasure that’s so real it scares you. You find strength in knowing you have a true friend and possibly a soul mate who will remain loyal to the end. Life seems completely different, exciting and worthwhile. Your only hope and security is in knowing that they are a part of your life."
- Bob Marley.
"You may not be her first, her last, or her only. She loved before she may love again. But if she loves you now, what else matters? She's not perfect - you aren't either, and the two of you may never be perfect together but if she can make you laugh, cause you to think twice, and admit to being human and making mistakes, hold onto her and give her the most you can. She may not be thinking about you every second of the day, but she will give you a part of her that she knows you can break - her heart. So don't hurt her, don't change her, don't analyze and don't expect more than she can give. Smile when she makes you happy, let her know when she makes you mad, and miss her when she's not there."
- Bob Marley.
Bueno, en los últimos días he estado pensando en la relación entre el amor y el corazón. Me refiero literalmente a nuestro corazón, sí, el órgano principal de nuestro sistema circulatorio, ese órgano musculoso y cónico situado en nuestra cavidad torácica y que funciona como una bomba, impulsando la sangre a todo el cuerpo. “Su tamaño es un poco mayor que el puño de su portador” leo…veo mi puño…no parece tan grande…
Para ponerme en el mood pongo el canal de baladas - posiblemente de los géneros musicales que menos disfruto - sin embargo lo estoy haciendo a manera de “experimento”. Escuchando a Sade…ahora sí, reflexiono. ¿A quién se le ocurrió que nuestro corazón era el responsable de sufrir, de enamorarnos, de emocionarnos, de conmovernos?
Me rompió el corazón.
Lo siento de todo corazón.
Vi esa escena y se me apachurró el corazón.
Te lo digo de corazón.
¡Cuánta responsabilidad para esa parte tan importante pero al mismo tiempo tan indefensa de nuestro cuerpo!...aparentemente no sólo tenemos que cuidarnos de los sustos, el colesterol, los infartos, la carne de puerco… sino que el pobre es además responsable de que lo “entreguemos” nos lo “rompan”, lo damos de aval cuando prometemos algo, juramos por él…creo que tiene más responsabilidades que el propio Jefe de Estado.
Ahora sí me pongo a investigar… ¿Existe alguna razón o fundamento científico para tenerlo chambeando tanto? – o al menos, ¿Para imputarle toooodooo lo que le imputamos?
El gran pensador francés del siglo XVII Blaise Pascal afirmaba que “el corazón tiene razones que la razón no conoce”, y los intentos de “racionalizar” los vínculos entre corazón y sentimientos están aún como en tiempos de Platón y Aristóteles: los científicos no se ponen de acuerdo.
La ciencia cada vez se decanta más por una relación directa entre el estado de ánimo de una persona y las repercusiones en su salud física. Un número importante de dolencias cardíacas tienen su origen en el estrés, la ansiedad y una actitud negativa ante la vida, lo que incide en el funcionamiento del corazón.
Muchas religiones y corrientes filosóficas recomiendan momentos de relajación y recogimiento, bien sea a través de la oración o de la meditación. Estos momentos ayudan a estabilizar la respiración y librar la mente de tensiones, con lo que se disminuye el ritmo cardíaco y con ello mejora la salud del corazón.
Los latidos de ese órgano que hemos querido convertir en morada de nuestros sentimientos son entonces los que sirven de barómetro de los estados de ánimo, de la felicidad y la tristeza, del miedo y la alegría.
Aparentemente desde el principio el hombre siente que siente con el corazón.
Decimos que el corazón nos duele cuando nos lastiman, o que se emociona cuando lo aman. ¿Será entonces que este músculo es en verdad quien actúa como termómetro para medir que tanto amor sentimos?
¿Han sentido que se les oprime el pecho de tristeza? ¿Que el corazón se les va a salir por la boca de felicidad? Yo sí.
Se entristece, se conmueve, siente que se rompe, se recupera, se enamora, se emociona, da una vuelta en el aire y vuelve a hacer todo una vez más...aparentemente no solo es incansable sino que muchas veces patea inconsciente al cerebro, le saca la lengua a la razón, se desentiende de la cordura... pierde la noción del tiempo y hasta los buenos modales.
Hay un profesional de la salud que se jacta en repetirme que tengo la característica intelectualizar lo que siento y mucho de lo que me pasa...yo le contesto que no es cierto, que en asuntos del corazón por más que crea que sé y piense que entiendo...no entiendo nada.
El corazón siempre termina haciendo locuras, se torna dulcemente inconveniente y te lleva por lugares rarísimos. Así es él, así me gusta, así trato de entenderlo y cuando no puedo hacerlo, me vuelvo su cómplice.
"Creo en el amor porque nunca estoy satisfecho, es mi salvaje corazón" Gustavo Cerati - Pulsar.