Noventa.
Publicadas por Les yeux noirs , jueves, 28 de julio de 2011 1:36 p.m.
Cualquier persona que se jacte de conocerme ha escuchado tu nombre. Así de importante fuiste y siempre serás para mí.
Te dedico este post; el número noventa, irónicamente recordando que en 1990 fue cuando te vi por última vez. No voy a ser cursi – o bueno, puede ser que sólo un poco – pero este escrito ya tenía vida propia así que lo vierto tal y como va fluyendo.
Claro que fuiste importante por ser familia, no sólo familia, hermano de mi madre…así de cercano, sin embargo para mí fuiste algo distinto, fuiste mi primer amigo.
No voy a dedicar renglones y párrafos para enumerar de cuántas formas te extraño y como me gustaría que me conocieras ahora. Creo que te caería bien.
Sin embargo voy a decirte todo lo que se me viene a la mente cuando pienso en tu nombre: Beto.
Nos querías mucho – a mi hermana y a mí – me atrevo a decir que éramos lo que más querías. Contigo aprendí a bailar; tú nos enseñaste, también aprendí lo que era el arte de bailar;tú nos llevaste.
Tú me recuerdas al Instituto Cultural Cabañas, a las exposiciones y tus amigos artistas. Contigo supe lo que era tu versión de “tortura china”, así le decías a las cosquillas que me hacías, picándome las costillas hasta llorar de risa. Contigo conocí a Miró…ese cuadro que pintaste…sólo de pensar en él se me nubla la vista. ¡Cómo he querido pedirlo, robarlo, quedarme con él!...sigo pensando que puedo lograrlo.
Me recuerdas a la moda, los lentes de sol ahumados; mi hermana decía que Cerati le recordaba a ti, en parte eran los lentes…Me gustaba que los dos fuéramos escorpión, aunque a esa edad no sabía lo que decía, me hacía sentir más cercana a ti.
Me recuerdas a la música de los 80’s, a tus discos de vinilo, tus litografías. Me recuerdas a pizza casera y caminatas por el centro de Guadalajara. Me recuerdas a libros y poesía, tu amor por la arquitectura, tener la noción de estar siendo expuesta a un mundo más grande del que yo creía que existía.
Siempre nos comprabas todo lo que queríamos, nos tenías tan malacostumbradas…
Me acuerdo que tú y yo no éramos güeros (como todos los demás en nuestra familia) me gustaba…Yo quería parecerme a ti. Me acuerdo de tu voz melodiosa y tu sentido del humor; nunca te enojaste conmigo, nunca me negaste tu tiempo, mucho menos tus abrazos ni tu risa fácil.
A los que les hablo de ti les digo que siempre te he sentido cerca, como una presencia que me acompaña a domicilio cuando más la necesito, al menos eso quiero creer Beto, así de mucho me haces falta.
Tú definiste en buena parte mi actitud hacia el sexo opuesto, tú me mostraste de belleza y arte cuando mi cerebrito apenas podía comprenderlo. Tú me hacías saltar a tus brazos cada vez que te veía cerca.
A lo mejor ya no estás en ningún lugar cercano a mí, sin embargo mi hermana y yo nos hemos encargado de que sigas presente, también mi madre.
Escribo esto para quien fue uno de los hombres más importantes en mi vida, al hacerlo, no puedo evitar derramar otra lágrima por ti…son raras las cosas que uno recuerda, cualquiera diría que te conocí muy poco tiempo, hoy sé que eso no importa.
Sé que prometí no decirlo pero te extraño muchísimo, sé que duele mucho más cuando el recuerdo del que se va es de juventud, amor a la vida, fortaleza. Sé que la gente que pasa por tu vida deja toda clase de marcas, sé que tú dejaste sin duda, una de las más hermosas.
“La sensación que no hay final…que el tiempo adelantó…”
Para mi Tío Beto.
Sencillamente hermoso! Tus sentimientos a flor de piel, de seguro, compartidos por todos los que pasemos a leer tu escrito. Tienes un ángel velando por tí. Te mando un abrazo fuerte!