El título no es una metáfora…lo que sucede aquí es que yo siempre me caigo, SIEMPRE me caigo. Hace unos días me caí por las escaleras de mi departamento; acabe viendo hacia arriba con las piernas en escalones más altos y un zapato en cada escalón, me tardé en levantarme y después en darme cuenta que en verdad no había nadie a quien pudiera gritarle así que me sacudí mi ropa, me volví a poner mis taconcitos y me fui.
Innumerables veces me he caído en la calle, mis amigas me han preguntado: “¿Y no había nadie más por ahí? Porque si sí, que pinnnnche oso”…La verdad es que ya ni vergüenza me da (como me dijo un amigo, vergüenza caminar encuerado por la calle y que nadie te voltee a ver).
Me he caído en bares, en museos, en banquetas, en aviones (en el pasillo, no del avión) en camiones, en el trabajo, en el cine…una vez me caí y traía cargando una maleta de excursión (enorme, más grande y más pesada que yo). Me caí boca abajo, eran las 6am, me quedé acostada boca arriba como cucaracha, esperando a que pasara alguien que me hiciera el favor de levantarme.
Un amigo dice que tengo la cabeza muy grande y que por lo tanto no hace equilibrio con el resto del cuerpo, ergo pesa tanto que me inclina hacia distintos lados y me hace caerme, decido no creer esto porque no quiero ser “La cabezona” (y estoy casi segura que lo dice sólo para chingar).
Normalmente cuando me caigo o no hay nadie a mí alrededor, o hay alguien de la tercera edad que a lo mucho puede expresar un: ¡Vágame mijita!...no tengo los pies planos y creo que no tengo ningún desequilibrio motriz (aunque esto queda en duda aún)…así que las causas de tantas caídas (muchas, si las contará posiblemente creerían que miento por convivir) son totalmente desconocidas para mí.
Esperando que en una de esas no me quiebre la mollera los saludo casi siempre, desde el piso.
Normalmente en este blog escribo sobre lo que pienso, los que me leen tienen una buena idea acerca de mis opiniones, o en su defecto escribo sobre comportamientos que observo, o sobre situaciones y experiencias.
He descrito mis gustos y mis disgustos, pero nunca en realidad les he platicado como soy yo. Así, simple y sencillamente como soy y porque a veces me siento tan diferente(dice el dicho: Eres único y diferente, al igual que todos los demás) en fin.
Pensando en mis mañas, mis ideas, mis hábitos, todo lo que cargo en mi petaca (no me gusta decirle traumas, esa palabra me da pánico), como me comporto y como me gustaría comportarme (y recordando mi niñez y adolescencia) les comparto esto:
Yo soy la segunda de dos hermanas, nos llevamos cuatro años y medio, que durante ciertas etapas de nuestra vida hicieron nuestra convivencia insoportable (no puedo olvidar la pelea encarnada con los controles del nintendo, cada quien blandiéndolo del cable, y pegándonos donde fuera que cayera el madrazo con el cuerpo del control).
Mi infancia fue bastante tranquila, siempre fui una niña extremadamente ordenada, arreglaba mi ropita para el día siguiente y boleaba mis zapatitos (desde el kínder). Siempre tenía el primer lugar, estuve en la escolta, concursos de declamación, de baile, de dibujo…ayudaba a mi mamá a arreglar la casa (Yo: ¿jugamos a lavar los platos?, mi mamá: Si - ¡a huevo!). Leía muchísimo (hábito que aun mantengo), amaba (y amo) los rompecabezas, era una niña más de juegos caseros (incluso tuve el kit para armar tus propios compuestos químicos) y las mamás de los otros niñitos decían: “Mira, habla como adulto, que chistosa”…absolut ñoña.
Peeero luego algo pasó (aún no sabemos qué), aclaro que yo vengo de una familia extremadamente liberal, donde cada quien da su punto de vista, donde las reformas son bien vistas, donde el aborto y la eutanasia son aceptados, donde la desigualdad no es opción (mis papás son medio rojillos)…sin embargo mis padres siempre hicieron hincapié en que con cada acción venía una consecuencia (buena o mala) y que el que acababa asumiendo las responsabilidades era el que había actuado (bien o mal)…y bajo esa premisa me educaron y me educaron bien.
En fin, al entrar a un colegio de Jesuitas, en secundaria (o al entrar a la adolescencia, o todo al mismo tiempo) me tronó el frasco. Seguí teniendo buenas calificaciones pero TODO había cambiado, mi cuarto se había vuelto la antesala del infierno para cualquier obsesivo-compulsivo del orden (mi madre)…mi primer novio lo tuve a los 12 años (mis papás lo odiaban, era popular, popular y un cabroncito), los maestros me sacaban de clases (y me reportaban) por respondona…
Mis papás que no son católicos practicantes me metieron en esa escuela ya que es bien sabido que los Jesuitas son buenos con la educación, sin embargo lo que no pensaron era que en las clases de Biblia (o todo lo que se le pareciera) yo iba a ser una patada en el trasero para los maestros “A ver no, no es cierto, lo que Ud. dice no tiene sentido”…”Pero mijita, eso es la fe”…”Ah pues la fe no tiene sentido”…Hoy creo en Dios y sé que soy una persona espiritual, pero no tiene nada que ver con lo que trataron de enseñarme en secundaria).
Y bueno, acabando la secundaria mejor me fui a una prepa laica, y en esa misma escuela terminé mi carrera, de nuevo, nunca fui mala estudiante ni irresponsable en el hogar (a lo mejor por eso mis papás me dejaron pasar tantas) pero empecé a fumar (ya no lo hago), a echarme mis chupes, SIEMPRE llegaba a mi casa tardísimo (era bien antrera y bien fiestera)…todavía me acuerdo cuando trate de saltarme la barda (para entrar por la puerta de atrás a las 5 am) en tacones y minifalda…un cable suelto de la reja me hizo una cortada que me dejo una cicatriz de 10 cm…en la nalga.
Poco a poco, fui cambiando y me fui volviendo más cuidadosa y tranquila… la verdad es que actualmente soy animal casero y solitario (me pierdo en mi cuarto, con mi música, libros y películas)…pero como dice un amigo “tengo el carácter alborotado”…no puedo evitar hacer una mueca cuando algo no me gusta, gritar cuando siento que no me escuchan, dibujo y pinto de forma caótica, me gustan tantas cosas que no tengo tiempo para hacer ni la mitad, acepto y necesito la rutina laboral, sin embargo la rutina en la vida diaria NO LA SOPORTO, me gustan los extremos, y a veces disfruto el drama.
No puedo imaginarme vivir una vida sin pasión, y las cosas que me apasionan, me apasionan hasta las lágrimas. Lloro con los comerciales de Pedigree (amo los animales), lloro cuando veo la contaminación en el planeta (de nuevo, tengo algo por las causas), compro música compulsivamente…peeeeeero si el guardia del estacionamiento de mi oficina no me quiere dejar pasar porque no traigo la mugre que le cuelgas al carro (la identificación) le digo que o se quita o le paso la camioneta sobre el pie (que no mame, tengo 5 años trabajando aquí, me conoce bien).
Me desvivo por mi familia (ahora me llevo excelente con mi hermana) y amo a mis amigos, en verdad no habría casi ninguna cosa que no haría por ellos…pero cojeo de una patita, las relaciones amorosas…podría echarle la culpa a mis papás y su relación disfuncional, o a su divorcio, o a mil cosas pero ya estoy bastante peluda para echarle la culpa a nadie…me saboteo, me pongo zancadilla, y CRÉANME es algo con lo que lucho diario (y a ti, si me lees, te lo agradezco porque sé que es difícil)…nada me gusta, todo me molesta, o todo me gusta pero quiero más, o no quiero nada ni nadie y háganse todos para allá….pfff, ya sé, completamente “under construction”.
Aún con toda esa pasión soy bien hermética, hay cosas de mí que ni mi gente VIP sabe…la mayoría de las veces prefiero llorar a solas, y hasta hace poco aprendí a levantar la manita cuando necesito ayuda.
Me encanta pensar en el futuro pero al mismo tiempo sé que es un lienzo en blanco, no descartaría nada (irme a vivir al extranjero, cambiar de profesión, adoptar 10 perros o tener 3 hijos), simplemente porque vivo bajo la premisa de que yo puedo hacer lo que yo quiera (mientras no chingue a nadie más) y que se vale reinventarse a cualquier edad, y que además para mí no hay nada establecido (convencionalismos, a eso me refiero), y que es posible que no me case, pero también puede ser que si, y eso no quiere decir que no sepa lo que quiero, sé lo que quiero, me gusta lo que hago y me gusta como soy, ¿Lo demás?...hay una frase en inglés que dice “let’s play it by ear”(vamos improvisando)…
Bueno, el título de este post lo dice todo, ¿No? contaminación humana, gente tóxica que desafortunada e irremediablemente - y digo irremediable porque en muchos casos es tu propia familia o gente muy cercana a ti, pero en verdad no es irremediable, pudiéramos mandarlos al carajo cuando creamos prudente – están en nuestras vidas, quitando, no agregando y algunas veces, repito, es gente que constantemente está ahí, otras veces es gente que te topas (y de esa si puedes correr así que si te las encuentras corre y corre un chingo).
Como siempre escribo basándome en acontecimientos recientes, creo que la mejor manera de entender a la gente que está a mi alrededor es haciendo lo posible por investigar su comportamiento y precisamente haciendo la investigación me topé con cosas muy interesantes.
Quise leer sobre el tema, entre otras cosas, para comprender si lo que yo entendía por “personas tóxicas” tenía que ver con el concepto psicológico como tal, y me di cuenta que sí, en efecto entiendo que son (y además ahora sé quiénes son) y para hacer una explicación mucho más fácil de entender les doy algunos ejemplos:
-Es el jefe que nunca ve lo bueno que haces, que siempre abre la boca para decir “el proyecto está en peligro” (por tu culpa obvio), ese que te hace sentir no suficiente (cuando sabes y está comprobado que lo eres) para el puesto. El que NUNCA te da una palmada cuando hiciste un trabajo excelente, y que NUNCA te deja pasar un error, al contrario, te lo restriega (y si es en público mejor).
-Es el “compañero” de trabajo que no se alegra por tus triunfos, al contrario, que busca ponerte zancadilla, que sólo está buscando la manera de chingar y que hace comentarios “sutiles” que te hacen sentir inseguro (a) dentro de la organización. Además, puede que este espécimen quiera “complotear” cualquier buen proyecto que tengas en manos. Ni hablar de éxitos fuera de la empresa, son los primeros que hacen comentarios como “de seguro le va bien porque su papá lo ayuda” o “dio un moche para que le fuera bien” (tengo un ejemplo tan contundente, sin embargo no lo usaré por ser muy reciente).
-Son los familiares que se la pasan quejándose, quejándose porque no les hablas (y que hueva le da a uno hablarles para escuchar sus quejas, entonces se vuelve un círculo vicioso)… quejándose además porque no les gusta lo que haces. O en su defecto manipulando o chantajeando para recibir atención. Simplemente si no son felices ellos, ¡nadie debería de serlo! Así que bueno, se encargan de que eso suceda. Aquéllos que SÓLO te hablan para contarte sus desgracias y aunque les digas que estás en un hospital porque un camión de naranjas te atropelló (no sé, fue lo primero que se me ocurrió) les vale un sorbete. Viven en un planeta habitado por ellos solos, si el resto del mundo vive un holocausto nuclear, a lo mejor se lamentarían, pero solamente de su propia desgracia. Buscan siempre manipular con mentiras, independientemente del daño que esas mentiras puedan causar, todo sea por recibir atención y seguir siendo el centro de su mundo.
-Es toda la gente que se queja TODO el tiempo de la situación actual pero cuando alguien trata de hacer un cambio (ah, porque la gente tóxica odia el progreso y a los activistas) se burlan de ellos, y claro, se siguen quejando. Es esa gente que cuando hacen un cambio en su ciudad (que supone la mejoría en la calidad de vida de los habitantes) se quejan, pero si el cambio no se hubiera hecho, se quejarían de todas formas. Son aquéllos que dicen “no me gusta la política, no voto” (sobre esto en particular trataré de no dar mi punto de vista ya que tampoco quiero usar tantas malas palabras en mi blog) PERO igual se siguen quejando del gobierno y de la “pinche situación” y peor aún cuando ésta por fin los alcanza directamente en sus trabajos o en sus sueldos (sin embargo, siguen quejándose y no haciendo nada).
-Es la gente que critica sin saber, que habla sin fundamento, que su actividad favorita es pensar que el resto de la gente está mal…cabe mencionar que ésta es una característica clave de la gente tóxica, para ellos sólo existen sus problemas, su punto de vista y ellos se consideran a sí mismos “puntos de referencia” y el resto del mundo puede irse enteramente al carajo.
-Son los “amigos” o “amigas” que siempre esperan que estés ahí para escuchar sus problemas de trabajo, amorosos, domésticos pero que NUNCA se toman la molestia de preguntar: oye, por cierto ¿Y tú cómo estás?... exigen tiempo, atención y empatía, cuando ellos obviamente nunca te ayudarían y ni siquiera se enterarían de tus problemas y OLVIDA que en algún momento reconocerían tus logros o lo valiosa que eres como persona (es más nunca te harían un cumplido, pa’ acabar pronto) eso es algo que las personas tóxicas y sumamente egoístas nunca hacen.
-Es la gente que en vez de ayudar, humilla, que en vez de aportar quita, que en vez de escucharte, te interrumpe. Que cuando obtienes una oportunidad que puede cambiar tu vida para bien, se burla (pudiera dar tantos ejemplos, pero de nuevo, no se trata de herir susceptibilidades).
-Es la pareja que te hace sentir chiquititito (a), el que te dice “no lo vas a lograr”, “no eres suficiente”, “tienes suerte de que esté contigo”, que nunca tiene un detalle para hacerte sentir especial y que como su autoestima es tan pero tan chica (otra característica clave de la gente tóxica) tratan de hacerte sentir mal para sentirse menos miserables ellos mismos. Después de cada episodio regresan arrepentidos a pedir una nueva oportunidad que él o la desdichada muchas veces les da…y el ciclo se repite de nuevo.
-O…el perpetuo deprimido (o la, aplica para amigos, novios, conocidos, compañeros), que siempre esta abatido (a) por su situación, siempre hay que estarle dando ánimos, escucharlos (incluso dándoles recursos)…su principal actividad es martirizarse y esperar que el resto de la gente los conforte. Son verdaderas mangueras de energía y obvio, sus problemas nunca terminan, así que en lo que vuelves a recargar ánimos, ya te los están bajando de nuevo.
Bueno pues obviamente, nadie es perfecto, posiblemente muchos nos identificamos (o identificamos algún momento de nuestra vida) con ser o haber sido personas tóxicas. Creo que lo importante es, como siempre, trascender nuestros problemas. Leí que una característica de ellos (los tóxicos) era que no creían que había ningún problema con su comportamiento por lo que ser ellos, así tal como son, parece no causarles ningún conflicto. A mi todo esto me deja haciendo un ejercicio de conciencia. Y ustedes ¿Pichan, cachan, dejan batear?...
Para más información sobre "Gente tóxica" encontré este blog, espero les guste:
http://www.ayuda-psicologica.info/2009/04/personas-toxicas-como-identificarlas-y.html
Si…otra vez, título pirateado, pirateado de la película “Great Expectations” (basada a su vez en el libro de Charles Dickens)…que en verdad (así literalmente) traduciría “Grandes Expectativas” lo cual no es exaaaaaaaactamente lo mismo que esperanzas.
Defino (según la RAE, aunque últimamente no es muy confiable…en fin):
Esperanza.1. f. Estado del ánimo en el cual se nos presenta como posible lo que deseamos.
2. f. Mat. Valor medio de una variable aleatoria o de una distribución de probabilidad.
3. f. Rel. En la doctrina cristiana, virtud teologal por la que se espera que Dios dé los bienes que ha prometido.
Expectativa.(Del lat. exspectātum, mirado, visto).
1. f. Esperanza de realizar o conseguir algo.
2. f. Posibilidad razonable de que algo suceda.
3. f. Posibilidad de conseguir un derecho, una herencia, un empleo u otra cosa, al ocurrir un suceso que se prevé.
Ok, entonces según la definición literal, la expectativa ya engloba de por si esperanza, y en la esperanza existe un estado del ánimo en el cual se nos presenta como posible lo que deseamos. Bueno hasta aquí yo voy entendiendo (espero ustedes también).
He pensado varias veces en las últimas semanas en la siguiente frase “La gente no te rompe el corazón, son las expectativas”… ¿A qué me refiero con esto?...bueno, a que básicamente los seres humanos tendemos a esperar que sucedan eventos (actos, recompensas, comportamientos y retribuciones) si nosotros nos comportamos de dicha forma. Así nos lo enseñaron de niños ¿No?, te portas bien = premio, te portas mal = castigo.
Sin embargo conforme vamos creciendo, una y otra vez, la vida nos muestra que dicha premisa es falsa. ¿Por qué aunque yo trabajo como burro me están despidiendo?, ¿Por qué si yo tengo consideraciones con mi familia, ellos son indiferentes?, ¿Por qué si yo tengo x,y,z detalles con mi pareja, mi pareja no responde de la misma forma?...Aquí además entran dos conceptos: el ser y el deber ser.
Me he topado con mucha gente (familiares, amigos, e incluso yo he caído en el error muchas veces) que me dice: ¿Por qué la vida no me da lo que yo merezco?, ¿Por qué si yo he sido una buena persona, la otra (persona) ha sido un (o una) hija de puta?...bueno, todos esos sentimientos de coraje, frustración, tristeza son culpa nada más ni nada menos que de nuestras expectativas.
Obviamente, entiendo que ellas existan, no podemos no esperar nada de nadie ni de nada, estaríamos dándole muy poco merito a la sociedad, a la familia, a la pareja, a nuestras empresas, a nuestro país. Sin embargo lo que nos ha enseñado (yo creo que a todos) la experiencia es que normalmente las expectativas son más altas que la realidad…a ver, no…aquí voy a cambiar mi frase: las expectativas son DISTINTAS a la realidad (¿quién dice qué es más alto o más bajo? esto es algo 100% subjetivo).
Y estoy haciendo la reflexión sin embargo no tengo una solución al respecto. Tenía un ex novio que decía “Espera lo peor, si recibes algo bueno, vas de gane”, sin embargo vivir así se me hace también una mentada de madre, es demasiado pesimismo, además una actitud como ésta, si creemos un poquito en la Programación Neurolingüística - estudio de los procesos mentales con el fin de obtener un modelo formal y dinámico de cómo funciona la mente y la percepción humana. La PNL intenta definir patrones (o «programas») directos sobre la conducta humana relacionada con el lenguaje – nos estaríamos “programando” para que nos ocurrieran puras pinches desgracias.
¿Qué podemos hacer para no proyectar nuestros deseos y carencias a una situación en particular?...Yo confieso que me he llevado muchos descalabros, es que los castillos en el aire son cabrones, muchas veces las relaciones (ya sean de empleo, de amistad, amorosas) nos llevan a esperar muchísimo de la contraparte y no recibir lo mismo, y AHÍ es de donde viene el madrazo (la frustración, la tristeza, la ganas de matar al otro)… A lo mejor tratar de tener una visión un poco más realista de la situación ayudaría, salirnos un poco de nuestras propias emociones y ver qué es lo que en realidad está pasando.
Al final del día “es lo que es”, ningún trabajo, pareja, amistad, relación familiar es perfecta, a lo mejor estamos tan ensimismados que sólo estamos esperando que lleguen a llenarnos ese vacío interno. Pero cuando el hoyo es muy grande, por más que lo que recibas sea maravilloso no hay nada que lo llene. Creo que también (y como siempre)es importante conocernos bien, darnos cuenta de algo: ¿qué tanto de lo que esperamos debe de venir de dentro y qué tanto de fuera?...no porque alguien no te quiera como tú quieres que te quiera quiere decir que no te quiera a su mayor capacidad (¿si se entendió?), no porque un amigo no sea incondicional y “sólo” ofrezca la mitad de lo que uno ofrece no quiere decir que no ofrece TODO lo que puede ofrecer, y así la misma premisa se polariza para cada una de nuestras relaciones interpersonales.
Cada persona es distinta, cada mente diferente, cada corazón más o menos abierto, la capacidad de amar de la gente varía, la percepción que tenemos de uno mismo nunca va a ser la misma que la que tienen los demás. Sin embargo creo que al final del día, conocerse es la clave para no acabar tan madreado (así sabemos realmente que estamos dispuestos a dar, independientemente de lo que recibamos, así en verdad… sobre aviso no hay engaño).
Por un momento, sólo por unos minutos, cada vez que se sientan decepcionados, nos invito (y me incluyo porque yo soy malísima para esto) a ponernos en los pies de la otra persona, ser un poquito empáticos y tratar de visualizar dentro de la mente de ésta...¿Qué demonios es lo que está pensando?
Comparto:
La humanidad es como es. No se trata de cambiarla, sino de conocerla.
Gustave Flaubert.
Brevario Cultural:
Grandes esperanzas (en inglés, Great Expectations) es una novela escrita por Charles Dickens. Al principio fue publicada como serie en el All the Year Round desde el 1 de diciembre de 1860 hasta el agosto de 1861. Es considerada como una de sus más grandes y sofisticadas novelas, así como también una de las más populares, siendo esta adaptada a obras teatrales y cinematográficas en más de 250 ocasiones.
La novela está escrita en un estilo semi-autobiográfico y narra la historia del huérfano Pip, quien describe su vida desde su niñez hasta su madurez tratando de convertirse en un hombre de nobleza a lo largo de su vida. En la novela pueden ver como las expectativas de Pip se hacen trizas una y otra vez ante los deseos y caprichos de Estella...
Si lo suyo son las películas - Great Expectations año 1998, de Alfonso Cuarón, interpretada por Robert De Niro, Anne Bancroft, Ethan Hawke, Gwyneth Paltrow, Chris Cooper, entre otros, muestra una adaptación moderna de la obra con Finn como el huérfano al cual sus expectativas se hacen trizas una y otra vez...si, por Estella.
¡Saludos!
Primero que nada saludos desde el post n.51 y primero del año. Tenía varios temas que me estaban dando vueltas en la cabeza sin embargo me decidí por éste debido a una experiencia que tuve el jueves pasado.
Antecedentes; el último trimestre del año fue muy pesado para mí. Trabajo, familia y relaciones me dejaron un Enero con saldo en números rojos. Me encontré de nuevo durmiendo menos y con ansiedad - para aquél (o aquélla) que no haya experimentado ansiedad (dichosos) sientes que no cabes dentro de tu piel, hormigueos, piernas inquietas, boca seca, incluso mareos.
Sin embargo (y muy a pesar de mis padres que son médicos y no muy adeptos a los remedios naturales) fui a una tienda naturista/restaurante de comida vegetariana y compré hierba de San Juan. Yo había escuchado (y leído) que dicha hierba era un ansiolítico natural, eficaz también contra el insomnio y bueno, me pareció una buena idea adquirirla (en ese momento). Minutos después, ya con las dichosas pastillas en mi poder regresé a mi casa...el problema aquí fue que yo no conocía la farmacodinámica de la mentada hierba (esto es, cómo reacciona con otros medicamentos como medicinas para la alergia, relajantes musculares, etc. y tu cuerpo). Y no me lo tomen a mal, no escribo esto para balconearme sola y que crean que soy una toma-pastillas compulsiva o hipocondríaca, el objetivo es otro (paciencia).
La pastilla de hierba de San Juan hizo que me bajara el ritmo cardíaco hasta no sé qué niveles, yo escuchaba latir (de forma muuuuyyyy pausada) mi corazón, y no me podía mover, veía, estaba cuasi-consciente, pero nomás no me podía mover, estaba sola en mi casa (y aunque no lo estuviera, no podía hablar) recuerdo haber intentado agarrar el celular pero no lo alcanzaba (además estaba cortado, maldita sea) y bueno, ni siquiera podía hablarle a mi chihuahueña para que viniera acompañarme.
Me sentía como una versión chafa de final de caricatura japonesa, donde iba a morir sola, paralizada ó con suerte, si mi perrita se acercaba, junto a ella, y en día de Reyes.
Pero bueno, no pasó eso, de repente desperté a las 4am y me sentía mejor y pude dormir un poco más.
Esto me llevó a pensar (y de nuevo no me malentiendan, yo soy partidaria de los tés, infusiones y sé que muchos componentes de las medicinas provienen de las hierbas) que muchas veces en nuestro afán por encontrar una rápida (y a lo mejor natural o "menos invasiva") solución a nuestros problemas optamos por tomar cualquier cantidad de remedios que si nos va bien, no sirven para nada, si nos va mal terminas (a lo mejor) muriendo sola con tu perro a un lado.
Me acuerdo cuando tenía 13 años...más o menos por ese entonces salió a la venta el "Siluet 40", en aquél tiempo no había la cantidad de productos que actualmente hay (o al menos no eran tan populares) para adelgazar. En mi casa somos 3 mujeres, ¡Todas lo queríamos!...acabamos comprando la porquería esa que venía con una crema que olía a algo muerto, un jabón (para mejores resultados) y una cinta métrica para que no cupiera duda. Recuerdo que nos mediamos con la cinta ahorcándonos las lonjas "¡Si sirve!", con tal de no aceptar el engaño y nuestra estupidez.
Hoy hay tenis que prometen cambiarte el cuerpo (los famosos y miles de genéricos), anillos magnéticos, hielo-terapia (en el comercial la afortunada mujer baja 2 tallas en minutos, sin que le quede la piel colgando como alas de murciélago). ESTO sin contar otros remedios que dicen regenerar/limpiar o sepa madres qué, tu hígado, según te quita años, peso, cansancio y hasta la cruda para siempre.
Creo que mi reflexión (después del Siluet 40 y la hierba de San Juan) es la siguiente; muchas hierbas funcionan como ansiolíticos, anestésicos, aceleradores de metabolismo, relajantes y eso es maravilloso, siempre y cuando sepas lo que estás tomando y por Dios, sin comprar todo lo que te ofrezcan y hacer un menjurje con ello (incluyo aquí a la medicina homeopática). Por algo los envases en estos productos dicen que no han sido aprobados y/o revisados por la FDA (Food and Drug Administration, que controla precisamente los medicamentos y alimentos aprobados para uso humano).
Por otro lado (y esta es una reflexión que integra más cosas) debemos aprender a cuidar nuestro cuerpo y dinero (yo me gasté más de 700 pesos en la dichosa tienda naturista...) ni una pastilla, ungüento o jabón nos va a hacer rejuvenecer ni cambiar nuestro cuerpo por arte de magia. Acuérdense de la frase "No pain, no gain" el tener un cuerpo sano y estético requiere disciplina y esfuerzo (de nuevo, es el único vehículo que nos dieron, y las refacciones son escasas además la mayoría de las piezas no son intercambiables).
Todos nuestros hábitos (el no saber manejar la ansiedad y el estrés va incluido y aquí me doy un coscorrón) nos cobran factura, y cuando eso pasa ni un tecito, ni el Siluet 40, es más, en ocasiones ni la medicina alópata pueden ya hacer el truco.
¡Suerte, y a mejorar los hábitos y disminuir el gasto! (es la cuesta de Enero ¿no?)