Tus Alas.
Publicadas por Les yeux noirs , viernes, 15 de abril de 2011 7:24 a.m.
Tiene días que tengo un cuento en la cabeza…ese cuento no es mío. Es un pequeño cuento que leí hace tiempo y deseo transcribir ya que ya no existe. Voy a escribirlo de memoria, con la memoria que me queda de él ya que lo leí hace unos doce años, sin embargo es un cuento que no quiero que se pierda, es fácil que los cuentos lo hagan, y ahora que mí memoria lo trae presente debo hacerlo. Sé que a la autora de este cuento no le molestará que escriba lo que yo recuerdo de él, aunque mis letras no sean tan hermosas como las suyas.
Tus Alas
Naciste dos años antes que yo, que bueno, tú eras hombre y yo soy mujer. Yo sabía que mis padres querían un hijo, fuiste el primogénito. Vivíamos en un pueblo chico, muy chico, tan chico que la mayoría éramos o parientes sanguíneos, o políticos. Pronto te volviste mi mejor amigo…
Mi papá no estaba en casa y mi mamá nos cuidaba, que estricta era ella...lo era más conmigo, a ti te dejaba jugar en la calle, ensuciarte, subirte a los árboles…yo tenía que escaparme para seguirte, “las niñas no deben hacer eso, su lugar está en la casa”, yo siempre supe que mi lugar no estaba ahí.
Jugábamos juntos, corríamos por los perales y las calles del pueblo, tú con permiso, yo regañada. Me metía por la ventana de nuestra casa para que nuestra mamá no se diera cuenta que me había salido...de todas formas siempre me esperaba el trancazo con la cucharota con la que hacía la cajeta. Te encantaba observar las cosas, observar la vida, yo te entendía y te seguía...eras mi mejor amigo.
Pasó el tiempo y me empecé a dar cuenta que no eras normal, eras más grande que yo sin embargo eras más débil…te enfermabas, te caías mucho, los niños en la escuela (tú tenías 7 y yo 5, cómo olvidarlo) te molestaban, te llamaban tonto…” ¡Menso, siempre te andas cayendo, menso, menso, menso!”…yo al contrario era fuerte, siempre fui muy fuerte (hasta hoy esa fuerza me mantiene viva) y te defendía, ¿Cómo no te iba a defender? Eras mi mejor amigo…
Después pasó lo impensable…dejaste de caminar, yo sabía que estabas enfermo, pero no sabía qué tenías (creo que nadie sabía)…vivíamos en una casa pequeña, mi madre dedicó todo su tiempo a cuidarte, las labores del hogar pasaron a mis pequeñas manos. Tu cuerpo se empezó a degenerar lentamente, sin embargo tú no te quejabas, eras como un ángel postrado, lo único que querías de vuelta eran tus piernas, querías correr conmigo, querías jugar conmigo, querías ir a la escuela conmigo, entiendo que lo quisieras hacer...eras mi mejor amigo.
Siempre fuiste muy inteligente, devorabas lo que te conseguía para leer, un día te dimos un radio para que no te aburrieras, posiblemente la música te podría tranquilizar...tú lo desarmaste completito, viste de qué estaba hecho, lo volviste a armar a la perfección...."Hubiera sido un gran Ingeniero" las tías decían.
Un día ya no despertaste, poco antes de mis quince años, muy poco antes. Yo esperaba mi quinceañera con ilusión, en el pueblo se decía que era un evento muy importante en la vida de una mujer...sin embargo yo pasé mis quince años llorándote y vestida de negro... ¿Tú?, tú te fuiste en paz y sin quejarte, como el hombre chiquito que siempre fuiste, te fuiste con la levedad de un ángel, creo que de cierta forma siempre fuiste etéreo.
La gente del pueblo llegaba a darnos el pésame, recuerdo que me abrazaban y me decían que todo iba a estar bien, recuerdo que nos traían comida, nos apoyaban como podían...sin embargo yo no podía pensar más que en una cosa...¿Cómo podía haberle hecho para cambiarte mis piernas por tus alas?
Escrito por Alicia mi madre, dedicado a mi tío Manuel, a quien nunca conocí.
Hermoso... Me pusiste la piel chinita.
Me encantó.
Gracias por compartir.
:)